Posiblemente el movimiento que más contribuyó a unir las máquinas y el arte haya sido el futurismo. El manifiesto de 1909 acentuó el rol estético de las mismas y realizó una apología del progreso en la sociedad moderna. La velocidad, convertida en religión y moral, tuvo consecuencias directas en, por ejemplo, la destrucción del verso poético tradicional. Los motivos del automóvil, el tren, el avión fueron frecuentes entre los artistas y poetas futuristas. El dadaismo, por su parte, incorporó la máquina proponiendo una poética basada en su cualidad objetiva que la enfrenta al subjetivismo de la expresión romántica y a la noción de sujeto centrado del modernismo en general.