En las primeras décadas del XX, Ezra Pound se interesó en trabajos como los del historiador del arte Ernest Fenollosa sobre los ideogramas chinos, especialmente por la pertinencia de la relación entre lo visual y lo textual contemplado en los mismos. Pound se dedicó a analizar una serie de poemas chinos clásicos comentados por Fenollosa prestando atención a uno de sus ensayos en particular, The Chinese Written Character as a Medium for Poetry, editado en 1920. Coincidía con Fenollosa en que los ideogramas chinos poseían una mayor posibilidad de comunicar que la de los alfabetos occientales debido a que su imagen guardaba aspectos sensorios que definitivamente se habían perdido en nuestras palabras. La poesía debía, según Pound, llevar al lenguaje nuevamente a lo particular y reivindicar la presentación sobre la descripción. En sus Cantos, se dedicó igualmente a dispersar caracteres chinos a lo largo de las páginas junto a la escritura occidental.