A lo largo de la historia se han registrado múltiples manifestaciones que han buscado deconstruir la estructura lógica que el lenguaje ha impuesto tradicionalmente sobre el pensamiento, desligarse del sentido semántico establecido de las palabras y escapar a diferentes automatismos y modelos lingüísticos preestablecidos. Esta tendencia es tan antigua que puede ser rastreada hasta la vieja desconfianza de raíz religiosa acerca del lenguaje codificado por los hombres, desde los apóstoles hasta Jacob Boehme, desde Meister Eckhart hasta el Tao o el sufismo.
En el siglo XIX, la poética del sinsentido se presenta como socavamiento de la cosmovisión moderna y racionalista. El absurdo se constituye como una de las formas más poderosas de minar el logocentrismo propio de la mentalidad occidental. Además de los experimentos de vanguardia que buscaban quebrar el lenguaje tradicional junto con las bases mismas de la lógica moderna, encontraremos entonces una importante línea de deconstrucción del lenguaje que se entronca en el nonsense decimonónico.