La poesía de códigos entiende a la escritura igualmente como código. Tanto el código como la escritura se conforman a partir de conjuntos de signos alfabéticos. El hecho de que sea imposible distinguir un código ejecutable por ciertas máquina de otro que no lo sea da lugar a poesías de código como las de Jodi, mimetizadas con los virus informáticos. Los artistas Joan Heemskerk y Dirk Paesmans (JODI) emplean, al igual que lo hacia el dadaísmo en épocas de las vanguardias, estrategias de subversión y ruptura, simulando colapsos digitales, creando falsos virus informáticos y mensajes de error. Haciendo mira en la necesaria limitación de la comunicación basada en códigos, Jodi trabaja a partir de los malos entendidos y errores de traducción. Por su parte, al enfatizar los quiebres entre las instrucciones dadas al ordenador y las esperadas respuestas por parte del mismo, nos hacen pensar en una suerte de insubordinación y rebelión de las máquinas, que parecen actuar con voluntad propia.