La escritura determina la puesta en silencio de la palabra. Pero además, el silencio en la escritura se ha manifestado como desconfianza y también como rebeldía contra el lenguaje. Lo decible y lo indecible. La poesía ha luchado desde siempre por decir lo indecible y encontrar imágenes para el vacío y el silencio. La nada se presenta como fuerza productora de un sentido pleno al que no tienen acceso las palabras.