A medida que avanza el siglo XX, también pueden rastrearse otros importantes antecedentes, como el cine letrista de la década del 50 (particularmente con obras como el Traité de Bave et d’eternité, de Isidore Isou (en donde la sincronía entre el audio y la imagen aparece quebrada), el antifilm Hurlements en faveur de Sade, de Guy Debord (80 minutos consistentes en 20 minutos de pantalla en blanco con audio y 60 minutos de pantalla en negro, en silencio) o los films experimentales del poeta y novelista Maurice Lemaitre (por ejemplo Le film est déjà commencé? en donde el celuloide de algunas tomas del film de Isou aparece rayado, escrito y pintarrajeado a partir de la particular hipergrafía letrista). Con la aparición del video portátil, entre los años 1966 y 1975, se produjeron cientos de videocassettes alternativos y de video arte. Paralelamente, se registró la factura de otros tantos cassettes de videopoesía. El concepto de “videopoesía” como género diferenciado del de “videoarte” surge también en esa época y se relaciona con la utilización de signos lingüísticos, pero por sobre todas las cosas, se relaciona con las posibilidades de puesta en movimiento de los mismos que presenta este medio.