Tres films de las épocas de las vanguardias pueden ser especialmente considerados como precursores de la videopoesía: Anémic Cinéma, de Marcel Duchamp (1926), L’Etoile de mer, realizado por Man Ray sobre un poema de Robert Desnos (1928) y Le sang d’un poète, de Jean Cocteau (1930). Los juegos de palabras en forma de espiral patafísico del primero, los homófonos (si belle, Cybele!) y las estrategias ideogramáticas (estrellas de mar como flores de vidrio) del segundo y la concepción de que “cada poema es como un escudo de armas que debe ser descifrado” del tercero, los convierten en un referente obligado para esta forma a surgida a fines de la década del 60.
En Anémic Cinéma, Duchamp, donde explora de manera cíclica las posibilidades narrativas y visuales de los rotorelieves. Este film, cuyo título es un anagrama en sí mismo, presenta una serie de poemas circulares construidos en base a juegos fónicos. Por ejemplo, “Esquivons les ecchymoses des Esquimaux aux mots exquis” (esquivemos las esquimosis de los esquimales con motes exquisitos) o “Avez vous déjà mis la moelle de l´épée dans le poil de l´aimée?” ( ¿ya ha introducido usted la médula de la espada en el pelo de la amada?). Las espirales de los rotorelieves de Anémic Cinéma retoman a su vez la espiral del personaje de Alfred Jarry, el padre Ubu.