Henri Michaux, por su parte, tematizó a lo largo de su obra el lugar frontera entre la escritura y el dibujo tanto en su serie de alfabetos como en sus Movements, sus Mescaliniens y sus diferentes tintas. Michaux buscaba un lenguaje anterior a las palabras (avant-langues) que se opusiera al lenguaje triste y asfixiado que normalmente utilizamos. Este lenguaje, más libre y rico, estará libre de nuestras normas sintácticas y guardará igualmente su dimensión figurativa al igual que el ideograma. De esta manera, permitirá una lectura de libertad y de errancia. La poesía de Michaux deviene finalmente así por completo ilegible y se convierte en una poesía sin palabras.