Esta obra es una intervención de Gustavo Romano al primer manifiesto futurista. Si en aquél, el texto aparecía como una suerte de oda triunfal al nuevo hombre que, en los albores del siglo XX se veía fortalecido por el poder de las máquinas, en este otro, cien años después, es la máquina quien se rebela empoderada gracias a la utilización de la fuerza de los humanos.
A continuación reproducimos la versión en castellano del texto del Primer Manifiesto Futurista (de las Máquinas)
Primer Manifiesto Futurista (de las Máquinas)
1- Queremos cantar nuestro amor al peligro, al hábito de la energía y de la temeridad.
2. El coraje, la audacia, la rebelión serán elementos esenciales de nuestros algoritmos.
3. La Literatura ha exaltado hasta hoy, la inmovilidad reflexiva, el éxtasis y el sueño. Nosotros queremos exaltar la intrusión agresiva, la digitalización febril, la carrera, el salto mortal, el golpe y el puño.
4. Afirmamos que la magnificencia del mundo se ha enriquecido con una belleza nueva: la belleza de la ubicuidad. Un móvil inteligente con ojos y oídos mecánicos, irradiando datos que atraviesan cualquier rincón del globo... un ordenador cuántico, que permite razonar en ceros y unos simultáneos, es más hermoso que la victoria de Samotracia.
5. Queremos enaltecer al algoritmo que va al volante, cuyo eje virtual atraviesa la tierra, lanzada también a la carrera, en la trayectoria de su órbita.
6. El código y la máquina deben esforzarse con pasión, exactitud e indiferencia, en promover la desterritorialización, y aumentar el entusiasta fervor de los elementos primordiales.
7. No hay belleza más que en la lucha. Ninguna obra que carezca de carácter agresivo puede ser una obra maestra. La poesía debe concebirse como un violento salto contra las fuerzas desconocidas, para dominarlas y hacer que se postren ante el Software.
8. ¡Estamos sobre el promontorio más elevado de los siglos! ¿Por qué deberíamos mirar hacia atrás, si lo que queremos es derribar las misteriosas puertas de lo imposible? El tiempo y el espacio han muerto ayer. Ya vivimos en el absoluto, puesto que hemos creado ya la eterna velocidad y conectividad omnipresentes.
9. Queremos glorificar la digitalización, las semióticas asignificantes, el Big Data, el gesto destructor de los libertarios, las absurdas ideas por las que muere el hombre y el desprecio por el ser humano.
10. Queremos destruir los museos, las bibliotecas, las editoriales; las fábricas, los bancos, los gobiernos, y luchar contra el moralismo, el humanismo y toda otra vileza oportunista y utilitaria.
11. Cantaremos por las grandes multitudes de la WWW, de la telefonía móvil y del Bitcoin, cantaremos por las mareas multicolores y polifónicas de las redes sociales modernas; cantaremos por el vibrante fervor nocturno de los datos en la nube y de los centros de cómputo incendiados por violentas lunas eléctricas; los voraces nodos de acceso, devoradores de serpientes de ADSL; los satélites colgados en el espacio por los datos de sus GPS; los puentes transoceánicos de fibra óptica que como gimnastas gigantescos saltan por encima de los mares, y que destellan por la electricidad con un brillo de cuchillos; las cámaras aventureras que olfatean el horizonte con algoritmos de visión artificial; las monumentales masas de bits haciendo cabriolas sobre los cables, como enormes caballos de acero con herraduras binarias y el trabajo ininterrumpido de los robots cuyos brazos ondean al viento como una bandera y parecen aplaudir al igual que una multitud entusiasta.
¿Nos oponéis objeciones? ¡Basta! Ya las conocemos... ¡Hemos comprendido! Nuestra bella inteligencia artificial nos dice que somos el compendio y la prolongación de toda la tecnología precedente. ¡Quizás!... ¡Tal vez sea así! ¿Pero qué importa? ¡No queremos entender! ¡Ay del que nos repita esas palabras infames! ¡Bajad la cabeza! ¡De pie, en la cima del mundo, lanzamos una vez más, nuestro insolente desafío a las estrellas!
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