En la década de 1930, James Joyce realizaba experiencias lingüísticas “maquínicas” en la escritura del Finnegans Wake. La naturaleza tecnológica de esta obra responde tanto al espíritu científico de la época como a las poéticas de las vanguardias. En el Finnegans Wake la metáfora de la máquina no sólo comprende al funcionamiento teórico del texto sino al mismo trabajo de escritura de su autor.