En los años 70, los artistas ligados al grupo Fluxus se dedicaron a crear una serie de juegos que deconstruían y subvertían la idea de Arte con mayúscula que primaba en el campo cultural. Muchos de estos juegos se presentaban en forma de cajas (las famosas cajas-Fluxus) conteniendo en su interior mazos de cartas, tarjetas de instrucciones, tableros alterados, piezas de ajedrez bizarras, etc., con propuestas de juegos que, la mayor parte de las veces eran o ridículos o imposibles de ser jugados. A través de la apariencia divertida y ligera de estos juegos, Fluxus realizaba una crítica a las normas que regían la vida en sociedad y que debían ser definitivamente cambiadas.
Las Piezas para barajas de George Brecht fueron compuestas en un espíritu que debía mucho todavía a los happenings concebidos por Allan Kaprow en el contexto de la comunidad artística neoyorquina. En su Pieza con cartas para voz, de 1959, o en la Pieza de cartas españolas para objetos, de 1960, Brecht reparte una serie de tarjetas con instrucciones entre los participantes. También reparte las cartas de una baraja que, a partir de sus palos y números, se verán igualmente convertidas en contraseñas que disparan diferentes conductas en los mismos.