Los surrealistas practicaron una cantidad de juegos colectivos. El cadáver exquisito, por ejemplo, fue abordado por ellos tanto desde las palabras como desde las imágenes. Se hacía circular una hoja de papel plegada entre diferentes escritores o artistas quienes, a su turno, agregarán una línea más de texto o de dibujo a la hoja sin tener acceso a las líneas allí escritas anteriormente por hallarse las mismas ocultas tras los pliegues. El cadáver exquisito toma su nombre de la primera línea surgida al poner en práctica por primera vez este juego: «le cadavre – exquis – boira le vin nouveau». Bretón hacía notar que lo que más les interesaba de este tipo de producciones era la certeza de que las mismas daban cuenta de aspectos que no podrían haber surgido de un sólo individuo. Al poseer un mayor grado de deriva, estos textos impedían la censura crítica y liberaban así la actividad metafórica del espíritu. El procedimiento daba por resultado fuertes imágenes que conmovían por su poder de sorpresa debido a que los significantes se ubicaban en contextos desconocidos de antemano y carentes de toda coherencia lógica.