Hacia fines de los años 20, Bertolt Brecht propone en su texto La radio como Aparato de Comunicación, subvertir la recepción pasiva del radioescucha y volverla activa, cambiando al aparato de radio de ser un mero distribuidor de mensajes a ser una máquina de comunicación. Su obra para radio Der Flug der Lindberghs (1929), tal como indica el mismo Brecht, consiste en dos partes: la primera (canción de los elementos, coros, sonidos de agua y motores) tiene por objeto presentar el texto; la segunda, que es la parte de los “volantes” se constituye como un ejercicio pedagógico en el que los participantes escuchan un fragmento y luego hablan y repiten palabras. De esta forma, se establece una suerte de interacción entre los escuchas y el aparato de radio. El texto está pensado para ser seguido, recitado y cantado en forma mecánica.