Para Isidore Isou, fundador del letrismo, más allá de un posible desciframiento, la materia de las letras debía considerarse valiosa en si misma. Es así como recurre a diferentes procedimientos como la descomposición de las palabras a partir de variados usos de la tipografía, diferentes alianzas de las letras, deconstrucciones del verso a partir de distintas cadencias o alianzas rítmicas, intentando buscar efectos análogos al del cubismo plástico pero en el terreno de la literatura. El movimiento letrista jugó con la indescifrabilidad de los grafismos. De hecho, muchas de sus obras ponen adrede en jaque la legibilidad de los signos como una forma de subvertir las bases mismas del sistema simbólico occidental.