Cuando el poeta y artista plástico argentino Xul Solar presenta hacia 1930 su tablero de ajedrez modificado, cambia las reglas del juego, relativiza los lugares y las jerarquías preestablecidas. El Pan-juego (juego universal), es una suerte de ajedrez modificado que se caracteriza porque cada una de sus piezas, de madera coloreada, está marcada con una consonante o un símbolo particular (salvo los peones que son números). Cada casilla en el tablero se distingue, a su vez, por una combinación de vocales. De esta manera, cada movimiento de las piezas sobre el tablero produce diferentes palabras. Xul asocia la noción de signo -entendido desde un punto de vista lingüístico (diccionario, lengua, escritura)- a la noción de juego. La similitud está dada por las posibilidades de permutación y transformación implícitas en las propias reglas del lenguaje. Como cada pieza del Pan-juego representará, a su vez, un planeta y cada posición referirá a diferentes posibles efemérides relacionadas con diferentes posibles avatares en la historia de un individuo, un país, etc. Las casillas figuran el paso del tiempo y las piezas los signos del zodíaco y las constelaciones. El panjuego estaba basado así en una serie de correspondencias lingüísticas, astrológicas, numéricas, etcétera, de forma que el mismo podía ser utilizado para desarrollar ideas, estructurar poemas, componer música o pintar cuadros. Una de las características más destacadas de este juego, la cual el mismo Xul se encargaba de recalcar, era que en el mismo nadie perdía. No existía aquí el duelo clásico que enfrentaba a los jugadores de ajedrez en tanto rivales. Al igual que en la carrera de los conjurados de Alicia a través del espejo, no se trata aquí de ganar ni de perder. Este tipo de juego se presenta como una crítica a la noción misma de agon, presente en una mentalidad occidental, tendiente al éxito y al progreso, y que ha subyacido a la ciencia, a la economía y hasta a la filosofía desde sus comienzos.
Jorge Luis Borges recuerda que Xul Solar había intentado en varias oportunidades explicarle la manera de utilizar el Pan-juego: “A medida que explicaba el juego, Xul comprendía que su pensamiento ya había dejado atrás lo que explicaba, es decir que al explicarlo, iba a su vez enriqueciéndolo y por eso creo que nunca llegué a entenderlo, porque él mismo se daba cuenta de que lo que él decía ya era anticuado y siempre lo cambiaba agregaba otra cosa.” Xul ha dejado establecidas, sin embargo, algunas de las reglas de su pan-juego: el tablero tendrá 13 casillas por lado y el juego constará de 60 piezas (30 para cada jugador además de una, denominada azar, que podrá ser utilizada por ambos jugadores). El juego comienza con las piezas fuera del tablero. Estas pueden superponerse hasta el número de tres. La notación de cada jugada permite formar palabras, temas musicales o temas pictográficos de acuerdo al principio de correspondencia entre percepciones sensoriales.