Durante la Edad Media, existieron los carmina figurata, poemas figurativos que aparecían diagramados de tal forma que las palabras iban formando diferentes imágenes alusivas al mensaje del texto (por ejemplo, cruces o cálices en el caso de poemas religiosos, o clepsidras en el caso de referencia a lo efímero de la vida). Igualmente florecieron los poemas-laberinto (realizados a partir de líneas de texto que se desplazan sobre el papel como si buscaran una salida y que representan a la vez la confusión y las dificultades que se plantea el ser humano a lo largo de su existencia). Este tipo de poemas fueron compuestos hasta entrado el período barroco.