En obras como Alcools, Guillaume Apollinaire experimentó con usos alternativos de la tipografía. También lo haría con sus Caligramas, poemas en los que considera especialmente el aspecto visual de letras y su disposición gráfica. Es interesante destacar que este tipo de composiciones, al igual que los ideogramas, conservan una dimensión visual y espacial que atenta contra la tradicional escritura de carácter lineal, más ligada a la oralidad y al tiempo. Las posibilidades de lectura que aporta un caligrama son múltiples y no están restringidas necesariamente a mantenerse en un eje izquierda-derecha, arriba-abajo.