Para Isidore Isou, fundador del letrismo, la materia de las letras debía considerarse valiosa en sí misma. Esto lo llevó a recurrir a procedimientos como el uso de diferentes tipografías, diferentes alianzas de las letras y deconstrucciones del verso a partir de distintas cadencias y alianzas rítmicas. Isou intentaba buscar efectos análogos al los del cubismo plástico pero en el terreno de la literatura. El movimiento letrista jugó también con la indescifrabilidad de los grafismos como una forma de subvertir las bases mismas del sistema simbólico occidental.Poco le llevó al letrismo expandirse hacia la idea de las “hipergrafías”. Las mismas contemplaban el uso de letras no solo latinas sino de alfabetos y signos de todo posible sistema escritural, incluso de sistemas directamente inventados. Isou expuso sus ideas en el manifiesto de la poesía letrista. (Isou, 1947) Este tipo de nociones dieron lugar, por ejemplo, a la llamada “novela hipergráfica”, en donde imágenes y palabras aparecen utilizadas en forma indistinta. Ejemplos de la misma son Les journaux des dieux, del propio Isou o Canailles, de Maurice Lemaitre, aparecidas ambas en 1950.